Alergia solar: qué es y cómo evitarla

La fotodermatosis, conocida popularmente como alergia solar, es el conjunto de alteraciones de la piel provocadas por las radiaciones del sol o fuentes artificiales como las cabinas de bronceado. La prevención es esencial para evitar que aparezcan o que sus síntomas agraven alguna enfermedad previa.

Es habitual que, con la llegada del sol, algunas personas muestren los síntomas de una serie de patologías que se conocen como alergia solar. Las enfermedades cutáneas que engloba este término, se caracterizan por tener un síntoma en común: la fotosensibilidad patológica. Es decir, una reacción anormal a la radiación ultravioleta, que se manifiesta de formas diferentes. Estas son las enfermedades que produce y sus síntomas.

Enfermedad ocasionada por la alergia al sol

Es habitual que, con la llegada del sol, algunas personas muestren los síntomas de una serie de patologías que se conocen como alergia solar. Las enfermedades cutáneas que engloba este término se caracterizan por tener un síntoma en común: la fotosensibilidad patológica. Es decir, una reacción anormal a la radiación ultravioleta que se manifiesta de formas diferentes. Estas son las enfermedades que produce y sus síntomas.

Erupción polimorfa solar o eritema polimorfo solar

Es la más frecuente y afecta principalmente a las mujeres de piel clara en los treinta primeros años de su vida. Es habitual que las personas que la padecen tengan antecedentes familiares. Sus síntomas suelen aparecer en primavera y se van aliviando en los meses de más calor.

Se caracteriza por la aparición de lesiones en la piel, en forma de placas, eccema o pápulas (lesiones cutáneas de tamaño pequeño, en forma de placa), entre otras, aunque, a veces, lo único que se nota es picor. Las lesiones se distribuyen por zonas poco expuestas al sol como el tórax o la parte superior de los brazos y respeta otras áreas del cuerpo, como la cara, que suele estar en contacto con la luz exterior. Afortunadamente, este tipo de alergia al sol desaparece sin dejar cicatrices ni marcas, en un periodo que abarca desde un día a una semana.

Prurigo actínico

Suele aparecer en la infancia, entre los cinco y diez años de edad, en niños con antecedentes familiares. Se trata de una erupción en la piel que está presente durante todo el año y empeora cuando llega el verano. Esta alergia al sol desaparece en la pubertad.

 Dermatitis actínica crónica

El 90% de sus pacientes son hombres de edad avanzada cuyo primer síntoma es un picor en la zona de la cara, cuello y dorso de las manos. Este picor acaba derivando en lesiones de eccema y pápulas, entre otros síntomas, en las zonas expuestas al sol. Más adelante, dichas lesiones también aparecen en las zonas cubiertas por la ropa.

Urticaria solar

Es poco frecuente y suele presentarse en mujeres, entre los veinte y cuarenta años. Sus primeros síntomas son prurito (irritación) y eritema o enrojecimiento de la piel. En pocos minutos, pueden aparecer habones o ronchas, en las zonas más expuestas al sol como la cara y las manos. Estas señales desaparecen cuando se evita la exposición solar, sin dejar cicatrices.

 Hidroa vacciniforme de Bazin

No es habitual y suele aparecen en niños de piel clara hasta los diez años. Sus síntomas, después de la exposición solar, son: eritema, sobre todo en la cara, que acaban convirtiéndose en vesiculoampollas (ampollas pequeñas) que dejan cicatrices. Además, el niño puede tener fiebre y malestar general. Suele coexistir con la dermatitis atópica.

Fotosensibilización por sustancias químicas (exógenas o endógenas)

Hay sustancias que, al ingerirse o aplicarse sobre la piel, pueden producir reacciones cutáneas al sol. Cuando esto ocurre se presentan lesiones en forma de quemadura solar exagerada, aunque la exposición no haya sido intensa. En las zonas más expuestas puede aparecer quemazón, eritema, ampollas, hiperpigmentación y prurito, entre otros síntomas. Si la lesión se debe a una fotoalergia, aparecen placas accematosas con descamación y gradualmente, vesiculoampollas con picor.

Reacciones fototóxicas

Para que se produzcan debe sumarse el efecto de un fármaco, tomado por vía oral o aplicado, con la exposición solar. Es similar a la quemadura solar. El fármaco nos hace más sensibles al sol y nos quemamos allá donde nos da, pudiendo aparecer lesiones rojizas eccematosas, incluso con ampollas. En ocasiones requiere tratamiento con corticoides, además de los consejos comunes a todas las fotodermatosis. Muchos fármacos son fotosensibilizantes, sobre todo algunos antibióticos, AINES, antidepresivos, ansiolíticos y diuréticos.

Causas de la alergia solar

Es difícil determinar por qué estas enfermedades se desarrollan en unas personas sí y en otras no, pero sus causas pueden ser:

  • Algunos medicamentos, productos químicos y enfermedades: que puedan hacer que la piel sea más sensible al sol.
  • La exposición a ciertas sustancias: algunos síntomas de alergia al sol se desencadenan cuando la piel se expone a alguna sustancia (fragancias, desinfectantes, etc.) y luego a la luz solar.
  • Padecer otra enfermedad de la piel: por ejemplo, las personas con dermatitis corren el riesgo de que aparezca algún tipo de alergia solar.
  • Tener familiares directos que padezcan fotodermatosis.

Cómo prevenir la alergia solar

Las recomendaciones generales para evitar los síntomas de la alergia solar son:

  • Cuidar la piel con productos que calmen la irritación y proporcionen hidratación.
  • Usar una fotoprotección adecuada: aplicar el producto, con un SPF alto (50 o más) con generosidad y reaplicando cada dos horas o incluso más a menudo, si la persona ha estado nadando o sudando.
    Una buena opción para proteger la piel, de una forma completa, es la fotoprotección oral. Este tipo de fotoprotección supone un eficaz complemento de las cremas protectoras, en épocas de alto riesgo, para aquellas personas que tengan alergia solar.
  • Evitar las horas en las que la radiación solar es más intensa, entre las 12h y las 16h.
  • No exponerse repentinamente a mucha luz solar: es preferible ir acostumbrándose gradualmente al sol y permitir que la piel se adapte.
  • Utilizar ropa protectora con mangas largas, sombreros y gafas de sol: se recomienda no usar prendas de tela fina, ya que los rayos penetran a través de ellas.
  • Evitar las causas que provocan los síntomas: alejarse, en la medida de lo posible, de productos, medicamentos u otros factores que puedan desencadenar un brote.
  • Acudir al especialista: si los síntomas persisten o se agravan, es necesario pedir consulta con el médico para que prescriba el correspondiente tratamiento.

La eficacia de Fernblock, explicada por un experto

Salvador González, Catedrático acreditado y Profesor Asociado de Dermatología de la Universidad de Alcalá y Asesor de los Servicios de Dermatología del Hospital Ramon y Cajal, Madrid y del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, EEUU, analizó en un estudio la eficacia de la tecnología Fernblock de Cantabria Labs para combatir la Erupción Lumínica Polimorfa (ELP). Según explica, “esta condición depende de la susceptibilidad genética, los componentes ambientales y el tipo de exposición”.

“En un trabajo donde se incluyeron 80 pacientes, Fernblock ejerció un efecto interesante marcado por sus efectos antioxidantes e inmunomoduladores. Fernblock redujo significativamente las reacciones cutáneas y los síntomas subjetivos de esta fotodermatosis. En otro ensayo de investigación realizado en colaboración con otros grupos internacionales se incluyeron 35 pacientes con Erupción Lumínica Polimorfa de larga evolución. Los sujetos fueron irradiados con luz artificial UVB y UVA, recibiendo Fernblock por vía oral después de la irradiación. Fernblock se administró durante dos semanas y se realizó una segunda serie de irradiaciones después de una semana mientras los pacientes seguían recibiendo una dosis constante de Fernblock”.

“Fernblock redujo significativamente las reacciones cutáneas y los síntomas subjetivos de esta fotodermatosis.”

“Después del tratamiento con Fernblock, el 30% y el 28% de los pacientes (primera y segunda irradiación, respectivamente), no respondían a la exposición repetida a los rayos UVA y UVB. En los restantes 70% y 72% de los pacientes, el número promedio de irradiaciones UVA y UVB requeridas para inducir Erupción Lumínica Polimorfa aumentó significativamente”.

“Curiosamente, el 74% de los pacientes tratados con PL durante el verano no mostraron lesiones relacionadas con esta fotodematosis. Estos resultados sugieren que el tratamiento oral con PL podría ser beneficioso para prevenir la Erupción Lumínica Polimorfa”.

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