Las cuatro normas básicas para protegernos del sol

Durante las últimas semanas en “Vida al Sol” os hemos hablado de las radiaciones solares, de su energía, características, daños y beneficios en nuestro organismo. Hoy para seguir este hilo, que creemos interesante sobre todo ahora que nos acercamos al verano, vamos hablar de las cuatro normas básicas para protegernos del sol.

Fotoprotección tópica

Una de las primeras normas que debemos cumplir para protegernos del sol es el uso de un fotoprotector tópico. Son sustancias que tienen la capacidad de absorber, reflejar o dispersar la radiación, evitando que penetre en la piel y que cause por tanto daño.

Elegiremos aquel que nos ofrezca la cobertura más amplia y se adapte mejor a nuestro tipo de piel, es recomendable elegir índices de protección (SPF) altos o muy altos, esto es, índices que estén por encima de 30. El SPF únicamente mide la protección frente a UVB dando idea del tiempo que podemos estar expuestos al sol sin quemarnos. Por eso es importante que ofrezca también protección frente a UVA, es decir, un amplio espectro.

La fotoprotección oral como com­plemento a la fotoprotección tópica.

Aunque protegen la totalidad de la piel y no están sujetos a la forma de aplicación, la eliminación por el agua o el sudor o la reaplicación, no debemos olvidar que la fotoprotección oral es un complemento a la fotoprotección tópica para cubrir las limitaciones de esta, y que no la sustituye.

El objetivo de los fotoprotectores orales es tratar de elevar la capacidad antioxidante cutánea para ofrecer una respuesta más eficaz al daño oxi­dativo causado por una exposición solar excesiva. Con un doble efecto, preventivo y reparador.

Existe una nueva generación de compuestos, principalmente sustancias naturales procedentes de plantas, que está siendo de gran interés entre los especialistas en fotoprotección, debido a sus propiedades beneficiosas cuando se administran vía oral. La mayoría tiene en común importantes pro­piedades antioxidantes y, en algunos casos, además, estimulan los meca­nismos de reparación de la piel, como son la síntesis de colágeno y la repa­ración del ADN celular.

Algunos de estos compuestos orales con capacidad fotoprotectora inclu­yen: vitaminas o derivados vitamínicos, compuestos derivados de plantas como el té verde o el extracto de Polypodium leucotomos (Fernblock®)

Ropa y complementos protectores

La ropa es un excelente fotoprotector. La capacidad de protección solar que tiene una prenda se expresa como Factor de Protección UV (UPF).

El UPF se calcula midiendo la transmisión de las radiaciones UVA y UVB a través de un tejido, mediante un espectrofotómetro.

Los factores que afectan a UPF son: el tipo de tejido, color, humedad, distancia al cuerpo.

Otros complementos que nos protegen de las radiaciones solares son:

Los sombreros que proporcionan una protección variable, que va a depender del tejido, del calado del mismo, y de la anchura del ala.

Las gafas de sol que nos protegen los ojos. La eficacia de esta protección depende del tamaño, de la forma y de los materiales de absorción UV incorporados en las lentes.

Y para terminar…

Evitar la exposición solar entre las 12:00 y las 16:00 horas. La radiación UV es más intensa y perjudicial en esas horas próximas al mediodía.

Y no olvides que aunque el día esté nublado sigues siendo necesario el uso de fotoprotección pues la intensidad de las radiaciones UV puede ser mayor en los días nublados y con mayor humedad ambiental, ya que la presencia de más vapor de agua en la atmósfera aumenta la dispersión de las radiaciones y por tanto nuestra exposición.

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