Las arrugas deberían ser simplemente las huellas de la sonrisa, dijo Mark Twain. Qué bien suena, y qué bonitas quedan esas finas líneas de expresión que “adornan” la mirada propia de la treintena, que te hacen decir aquello de “a mí no me importan, son señal de que me río mucho”. Ay. Seamos sinceros: ¿Cuando esos surcos se convierten en arrugas profundas la cosa cambia? Sí. Siguen siendo en parte la prueba de que hemos vivido y sentido, pero ¿no podrían ser un poco menos flagrantes? También.Si ya antes cuidaba mi piel porque es cuestión de salud, por presumida y porque me dedico al periodismo de belleza, una vez pasados los 40 ni os cuento. Por eso, acordándome de algo que escuché hace poco a María Vitale, dermatóloga y directora médica de Cantabria Labs, que hablaba de la importancia de “portarse bien” para combatir los surcos profundos, me faltó tiempo para mandarle un Whatsapp: “María, ¡ya están aquí! Necesito que me guíes”. Y aquí va lo que me contó:S.C: María, ¿Qué son las arrugas y cuándo aparecen? M.V: Son parte de los signos del envejecimiento cutáneo junto a las manchas, las alteraciones de la textura o la flacidez. No existe una edad determinada para que surjan, aquello de que las arrugas salen a los 50 es cosa del pasado, porque dependen de múltiples factores.S.C: ¿Y cuáles son esos factores?M.V: Los “disparadores” de las arrugas son básicamente tres:
- La radiación solar: La radiación UV es la principal culpable del fotoenvejecimiento y todas sus consecuencias: arrugas, manchas, sequedad, pérdida de tensión cutánea, etc. Pero en los últimos años hemos descubierto que también afectan la luz visible y los infrarrojos. La luz visible, en lugar de actuar de una manera directa a nivel celular (como hacen los UVA, UVB), lo hace por otros mecanismos, sobre todo induciendo el estrés oxidativo (aumentando los radicales libres) y activando la melanogénesis o síntesis de melanina. Los infrarrojos, por su parte, inducen las metaloproteinasas, que degradan el colágeno y la elastina.
- La polución ambiental: Ya sabemos que la contaminación no solo ensucia la piel, sino que también afecta al fotoenjevecimiento. Los metales pesados, las partículas en suspensión 2.5 (que provienen de los vehículos diésel en la ciudad) se unen a las células y las degradan, activando el Aryl hidrocarbon receptor y produciendo mutaciones en el ADN, tales como el fotoenvejecimiento y la carcinogénesis. Y además, la polución también debilita la función barrera.
- Polución digital: Desde hace un tiempo se sabe que “la otra luz visible”, la azul de los ordenadores, móviles y tablets produce un efecto acumulativo en el envejecimiento de la piel. ¿Hasta dónde llega? Es pronto para saberlo, pero Cantabria Labs cuenta con estudios que demuestran que esa luz influye en la actividad de los fibroblastos.