La nutrición juega un papel fundamental en la salud de nuestra piel. Una dieta desequilibrada y la falta de cuidados específicos para la piel pueden acabar afectando su buen funcionamiento. Por ello, conviene tener en cuenta los nutrientes básicos, como las vitaminas y los minerales, necesarios para cuidarla y procurar que no nos falten en la dieta.Las vitaminas A, B8, C y E, así como los minerales como el silicio, el cobre, el magnesio, el azufre, el hierro, el selenio, el yodo o el zinc, entre otros, ayudan a reponer los nutrientes que más se consumen en situaciones de estrés y a combatir los daños que produce en el organismo. Estos son los beneficios que aportan dichos componentes para la salud del cuerpo y la piel.
Vitamina C
También es conocida como ácido ascórbico. Se trata de una vitamina hidrosoluble fundamental para el desarrollo normal del organismo. Es un potente antioxidante que ha demostrado su eficacia en la lucha contra el envejecimiento. Se ha visto que una piel envejecida presenta menores niveles de vitamina C, mientras que una piel joven y sana contiene altas concentraciones. A pesar de su importancia, el organismo es incapaz de producirla por sí mismo o de almacenarla. Por lo tanto, debemos obtenerla en cantidad suficiente a través de alimentos ricos en vitamina C como los cítricos, las bayas, los vegetales de hoja verde y los tomates, entre otros.La vitamina C en la piel apoya funciones importantes y conocidas: actúa como antioxidante previniendo la acción de los radicales libres y del estrés oxidativo y ayuda en la protección antioxidante contra el daño producido por la radiación solar. Además, contribuye a la formación de colágeno, que aporta elasticidad y suavidad a la piel.Una dieta desequilibrada y la falta de cuidados específicos para la piel pueden acabar afectando su buen funcionamiento.
Vitamina A
Se la conoce por múltiples nombres, como por ácido retinoico, retinoles o beta carotenos, entre otros. La vitamina A interviene en la maduración o diferenciación y proliferación de las células de la epidermis (queratinocitos), reparando las que hayan resultado dañadas. Además, a nivel de la dermis, estimula la formación de colágeno y ácido hialurónico e inhibe la sobreexpresión de metaloproteinasas, es decir, proteínas que pueden degradar el colágeno, entre otros componentes de la dermis. Asimismo, interviene en la hidratación de la piel corrigiendo la sequedad y la descamación.La vitamina A es importante también para reforzar la barrera cutánea y prevenir el daño que pueden ocasionar los agentes agresores externos. Además, el déficit de vitamina A puede provocar sequedad, descamación y falta de luminosidad en la piel.La vitamina A se encuentra en dos formas:
- Retinol: es la forma principal de vitamina A en las dietas y se encuentra en productos de origen animal como la mantequilla, los huevos, la leche o la carne. En cosmética se trata de uno de los activos antiedad más importantes y con mayor evidencia científica para el cuidado de la piel. Para tener actividad en la piel debe transformarse en ácido retinoico. Su acción estimula la producción de colágeno y ácido hialurónico aportando así luminosidad, suavidad, una disminución de las arrugas y las manchas, etc. Además, al normalizar la queratinización, ayuda a reducir el sebo en pieles grasas o con tendencia acneica. De esta forma, ayuda a mejorar el aspecto global de la piel, igualando su tono y textura. Los máximos beneficios cuando aplicamos productos cosméticos con retinol se obtienen a los 8 meses de uso.
- Carotenoides: se encuentran en alimentos de origen vegetal como las frutas, las hortalizas y las verduras y pueden transformarse en una forma activa de vitamina A. Hay varios tipos de carotenoides, entre ellos el betacaroteno, que cuenta con propiedades antioxidantes, lo que le hace capaz de proteger a las células de la acción de los radicales libres.
Es necesario utilizar productos para la piel formulados con nutrientes que ejerzan una acción antioxidante, regeneradora e hidratante.